El ajoblanco es una receta tradicional de la cocina española, que se remonta a la época de los romanos. Esta receta se caracteriza por su característico sabor dulce y salado, así como por su consistencia viscosa. El ajoblanco es un plato muy nutritivo, ideal para los días de verano, ya que se prepara con ingredientes frescos, como el pan duro, el ajo, el aceite de oliva y la sal.
Para comenzar a preparar el ajoblanco, primero se debe remojar el pan duro en agua. Esto se hace para suavizar el pan, lo que lo hace mucho más fácil de triturar. Se tritura el pan con una cuchara de madera hasta obtener una pasta fina.
Una vez que se ha triturado el pan, se agrega el ajo y el aceite de oliva. Estos ingredientes se mezclan con el pan triturado y se deja reposar por unos minutos. El aceite de oliva y el ajo deben ser agregados en cantidades proporcionales, para obtener el sabor característico del ajoblanco.
Después de que la mezcla se ha reposado, se agrega agua fría y se mezcla. Se deja reposar por unos minutos más, para que el líquido mezcle bien con los demás ingredientes. Para obtener mejores resultados, se recomienda colar la mezcla para eliminar cualquier partícula no deseada.
Finalmente, se agrega una pizca de sal y se mezcla con los demás ingredientes. El ajoblanco está listo para servirse, acompañado de una ensalada de tomate y cebolla o de una ensalada de pepino y alcaparras.
El ajoblanco es una receta saludable y muy nutritiva, ideal para los días calurosos. Esta receta es fácil de preparar y no requiere mucho tiempo. Además, se puede servir como aperitivo o como plato único. El ajoblanco es un plato tradicional de la cocina española, que seguro deleitará a todos los comensales.